lunes, 10 de diciembre de 2012

Aspectos Teóricos de Política Económica- Los clásicos: Stuart Mill


STUART, Mill, John

Principios de Economía Política, Ed. FCE, segunda reimpresión, México, 1985.Libro Quinto.Sobre la influencia del gobierno. Capítulos I, II, III, IV, V, VI, VII, VII, IX, X y XII. 681-836 pp.
De las funciones del gobierno en general 

Mill expone que su análisis se desglosará de la siguiente forma: primero de los medios adoptados por los gobiernos para abastecerse de ingresos; luego, de la naturaleza de las leyes que aquéllos establecen sobre la propiedad y los contratos, y por último, de las cualidades y defectos del sistema de expedientes del que se sirven para obligar el cumplimiento de sus leyes.
 De los principales temas de debate económicos destaca el autor, el referente al papel del gobierno y la delimitación de sus funciones. Se destaca aquí en hecho de que muchas veces por el poder que implica el papel del mismo se abusa del mismo extendiendo las funciones de éste entrometiéndose en empresas en sonde resulta un tanto pernicioso. Sin embargo, Mill identifica ciertas funciones inseparables del gobierno que no son tan discutibles a las que llama necesarias y otras facultativas; en las segundas se aclara que éstas son funciones del gobierno cuya conveniencia de ejercerlas no llega hasta ser una necesidad. De esta forma las funciones necesarias del gobierno de forma muy general se constriñen  a ejecutar funciones que conducen al bien general de la población, lo cual incluye un sinfín de acciones y funciones.
Analizando la naturaleza de los asuntos que el gobierno debe y puede tratar  el autor explica que este análisis lo lleva a cabo en tres partes, por un lado, los efectos económicos de la actuación del gobierno, las intervenciones gubernamentales de tipo facultativas y en qué casos en más recomendable la intervención del Estado.

De los principios generales de los impuestos

En esta capítulo Stuart Mill analiza la parte de los impuestos, tomando en cuenta consideraciones de Adam Smith con respecto a los principios a los que deben obedecer los impuestos,: equidad, certidumbre, comodidad y economía en los impuestos. (explicado en los controles sobre las lecturas de Adam Smith.
Así en el caso de la igualdad o equidad en la imposición, Mill profundiza acerca de la razón de ser de éste principio esta implícita o nace del interés que la “gobernación” le merece a los individuos, por lo que el interés de todos en ello es importante para exigir entonces una mejor distribución de los beneficios que derivan de la aplicación de los impuestos en gasto público. Analiza también qué tanto se cumple este principio, y se muestra de acuerdo con el principio de graduación (gravar con un mayor porcentaje mayor conforme la suma lo es también) que aunque, dice que no cumple con los otros principios lo considera adecuado sobretodo en el caso de los derechos sobre herencias y legados.
Por otro lado opina, con respecto a si las ganancias del comercio deben gravarse a un tipo más bajo que los intereses, ya que en la época en la que escribe el impuesto trataba igual a todas las clases de ingreso. Entonces concluye que el principio de igualdad de los impuestos, exige que esta imposibilitada para ahorrar en edad activa por causa de que cuenta con un ingreso bajo o que no cuenta con seguridad social debe condonársele el impuesto sobre su ahorro ya que será el medio sobre el cual procurará su calidad de vida futura, además de que si se grava el ahorro ello implicaría una doble tributación lo cual lo haría injusto. Una postura interesante del autor es cuando habla de los terratenientes que se benefician del aumento de las rentas como consecuencia del progreso, así pugna por una valoración del suelo del país acorde con las variaciones económicas para que la tributación sobre las rentas sea justa.

Así, nos dice el autor, que el impuesto sobre la tierra no debe considerarse como un impuesto sino como una participación de la renta a favor del público. En el aspecto de si los impuestos deben recaer sobre el ingreso o sobre el capital Mill, especifica que no es atribuible a la existencia de impuestos sobre el capital, la disminución de las mismas sin embargo, los impuestos excesivos si pueden ser causa de ello y expulsa capitales del país.

De los impuestos directos

Mill explica que los impuestos directos se obtienen de las personas que se quiere gravar y los indirectos  se exigen  a una persona con la  intención de que se reparará ësta disminución en su ingreso a través de otra como en el caso del consumo y los derechos de aduana. Los impuestos directos recaen sobre el ingreso o sobre el gasto, y la mayoría de los impuestos indirectos son sobre el gasto porque se imponen al consumidor.
El impuesto sobre la renta recae sobre el terrateniente, Así el impuesto sobre la renta no tiene un efecto colateral. En el caso de un impuesto sobre las ganancias recae sobre quien lo paga, aun cuando se cambien el empleo del capital, con lo que refuta las afirmaciones de David Ricardo. Para el impuesto sobre los salarios Stuart Mill afirma que sus efectos son muy diferentes de acuerdo a si son sobre los salarios del trabajo ordinario no calificado o si se trata de remuneraciones de empleos calificados privilegiados, manuales, intelectuales o protegidos por un monopolio natural o concedido. Por lo que los impuestos directos deben detenerse, según el autor, antes de llegar a gravar los ingresos que no exceden de lo indispensable para una vida sana, esto es los salarios más bajos.
Para el caso de un impuesto sobre el ingreso (diferente del salario) aplicado a toda la población, considera que además de ser compatible con la justicia e igualdad antes mencionadas, debe considerarse la exención de los ingresos inferiores a cierta cantidad mínima necesaria para atender las necesidades básicas de la población, sin embargo también explica la dificultad de que suceda así. Se refiere también a la renta de las casas; que consisten en la renta del terreno y la de los edificios; la primera se fija por los principios ordinarios de la renta y en el caso del edificio, éste es el equivalente que se da por el trabajo y capital gastado en su construcción. Aquí también considera exentar de impuesto a las casas cuyo valor sea inferior a cierta cantidad determinada de acuerdo al principio de no gravar las cosas estrictamente necesarias para la vida.

De los impuestos sobre las mercancías

Estos pueden ser por la producción dentro del país, por la importación, transporte o venta dentro del país y se clasifican en impuestos de consumo, derechos de aduana y derechos tránsito y peaje. Y todos ellos independientemente de otras condiciones equivalen a un aumento en el costo de producción (lo que abarca la fase de transporte y distribución de las mercancías). Y su efecto es el mismo que cuando se genera un alza del precio de manera natural, compensándose así el pago del impuesto y generalmente, según el autor, el aumento en el valor o precio de la mercancía es de la misma proporción que el importe del impuesto. Los impuestos sobre la producción ya sean fijos o ad valorem, no afectan la renta sino que recaen sobre el consumidor. Si el impuesto se determina de acuerdo a la forma en que se obtiene la mercancía el efecto es otro, ya que generalmente son discriminatorios ya que pueden implicar una doble tributación y de las dos que se generan la menos onerosa es la que se destina al erario público, ejemplo de ello son los derechos de aduana sobre productos importados que también se producen en el país y se genera un desperdicio de dinero haciendo costosa la obtención de  ciertas mercancías.
Los impuestos sobre las mercancías ejercen influencia sobre el intercambio internacional ya que todo impuesto eleva el precio de la mercancía y por lo tanto a disminuir la demanda de éste en el país al que se venderá, aunque también puede tener efectos equilibrantes del precio aparejando el valor de las mismas en términos de la paridad cambiaria.

De algunos otros impuestos

Estos son todos lo que no son sobre el ingreso y sobre el consumo. Existen algunos como los impuestos sobre los contratos; que principalmente se refieren a transferencias y compras, los impuestos sobre compraventa de tierras. Y el autor los considera perniciosos porque equivalen a imponer una sanción a las transacciones y en opinión del autor, el Estado debería alentar las transacciones (comercio) no restringirlas. Con respecto a los impuestos sobre las comunicaciones, se refiere al mencionado también por los autores anteriores, los servicios postales, los impuestos sobre anuncios y los periódicos, ésos últimos considerados “censurables” por el autor ya que además de ser una fuente de información terminan siendo una fuente de instrucción para quienes no cuentan con recursos. Mill considera que hay impuestos perjudiciales como el caso del que recae sobre la impartición de justicia y los gastos que se realizan durante los procesos legales ya que condicionan el acceso a la justicia a los individuos.
De los impuestos locales, Stuart Mill declara que el empleo de los mismo s se realiza en fines que sólo afectan a la localidad en cuestión, sin embargo aboga por que se administren bajo la supervisión de la autoridad central  o un sistema de administración mixta.

Comparación entre los impuestos directos e indirectos

Aquí se analiza y compara la preferencia sobre unos y otros. En general la conclusión  a la que llega Stuart Mill e a que para el contribuyente es incómodo y desagradable enfrentarse a la recaudación por lo que tanto para el gobierno como para la población han resultado mejor los impuestos indirectos en términos de aceptación; además de ser casi imperceptibles por los ciudadanos.

De la deuda Nacional

Aquí John Stuart, observa hasta qué punto es conveniente que el gobierno se financie tomando una parte del capital del país en forma de empréstito y cargando los ingresos público sólo con intereses. Ello ocurre cuando no son suficientes las fuentes ordinarias de ingresos públicos ni la emisión de deuda por su parte. Así el capital prestado se sustrae de los fondos empleados en la producción y al apartarlos de esta finalidad el importe equivale a tomarlos de los salarios de los trabajadores. Es decir equivale a un impuesto sobre las clases trabajadoras, lo que es perjudicial para las mismas, aunque no siempre tienen consecuencias perniciosas. Una vez que el así ya tiene una deuda, Mill habla de dos formas para saldar una deuda nacional; la primera es de una sola vez a través de una contribución general, la segunda es poco a poco con el excedente de los ingresos públicos, que es el que generalmente se utiliza y el más practicable. Así la conveniencia de mantener un excedente para tal fin imprescindible.


De las funciones ordinarias del gobierno consideradas en sus efectos económicos.

Aquí se analiza la incidencia económica de las acciones del gobierno sobre aspectos que se considera, le competen. Uno de ellos es la protección de la persona y la propiedad  ya que ello implica la certeza económica de la nación sobre su producción y la protección de los capitales. Otro aspecto es el abuso de los impuestos por parte del gobierno ya que pueden impulsar una actividad o ciertas actividades o disminuir las fuentes de prosperidad, por lo que siempre el exceso de impuestos es un mal económico. La perfecta administración de justicia entonces, cobra relevancia además de su economía.

Continuación del mismo asunto.

Desde el punto de vista económico, nos dice el autor, que las leyes civiles de mayor importancia en un país son las referentes a la herencia y los contratos. De las cuales a las relacionadas con los contratos, las considera más importantes. En el caso de las herencias el autor habla del caso en que el Estado podría tomar de lo testado el equivalente de lo que erogaría en caso de ser el heredero alguien que no puede valerse por si mismo y que no debería dejarse que nadie adquiriera por herencia más de lo que le permite vivir modestamente.
Y con respecto  a la primogenitura considera que el hecho de que se hereden en parcialidades iguales las tierras tiende a que éstas se labren en pequeñas porciones que acaban siendo mucho menos productivas de lo que sería la totalidad de las mismas, empobreciéndose las familias, así para evitarlo se recurrió al artificio de vincular la propiedad, fijando de manera irrevocable el orden de sucesión.
En el caso de los contratos trata el tema de las leyes de asociación, ya que considera que traban o complican   la formación de grandes capitales por la agregación de más pequeños y limitan la capacidad productiva de la industria. Y puesto que son unos pocos los que ejercen la representación de la sociedad, el autor defiende el hecho de que se les facilite el control a los demás miembros de la sociedad sobre las decisiones de aquellos. También habla del caso de las sociedades con responsabilidad limitada de las cuales hay dos clases; en una es limitada la responsabilidad de los socios en la otra sólo la de algunos de los socios, en general el autor se refiere a la opacidad existente en ellas.

De las intervenciones del gobierno basadas en teorías erróneas.
Aquí se trata el tema de las funciones llamadas facultativas, que el gobierno asume a veces. Critica Mill la teoría de la protección a la industria nacional, a través de la intervención del gobierno. Con lo cual el autor no está de acuerdo ya que como resultado del comercio la evidencia indica, que la importación de bienes a redituado en la obtención de los mismos a un menor costo, develando así que la alternativa no es el emplear a nuestros obreros o a obreros extranjeros sino a qué clase de nuestros trabajadores emplearemos, porque la mercancía importada se paga siempre directa o indirectamente con cargo a nuestra producción y nuestra actividad económica se hace más productiva.
En al caso de las leyes contra la usura, el autor considera que  tuvo su origen en un concepto prejuicioso acerca de la misma, sin justificación evidente. Sostiene que estas leyes causan que el pródigo se arruine más fácilmente y que recurra a prestamistas  más desacreditados y que las condiciones del préstamo sean más onerosas a causa del riesgo que se corre, así que se pronuncia en contra de dichas leyes.
También critica el hecho de que el gobierno intervenga para abaratar los alimentos distorsionando así el mercado, sin embargo muchas veces en vez de abaratar dichas mercancías las encarece, porque el mecanismo que utiliza es el monopolio. Otra intervención perniciosa del gobierno, es la que considera el autor con respecto a las leyes contra las uniones de obreros para exigir mayores salarios.

De los fundamentos y limites del principio del laisser- faire o no intervención

La intervención puede extenderse hasta el control de la libertad de acción de los individuos, entonces es autoritaria;  y la otra forma de intervención es la publicación de información o cuando aconseja a la población pero deja al individuo libre de decidir y de usar sus medios en la persecución de sus objetivos, al tiempo que establece un medio de acción propio para dicha finalidad.



Annel Olivares

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